Este angelín de latón
se llama Ramón.
Es un poco pillo.
Lo encontré debajo
de un cepillo.
Se puso a volar
por el salón
y a cantar un aleluya
con voz de trombón.
Debe ser mi ángel de la guarda
pues allá donde yo vaya
me sigue de cerca,
incluso hasta la playa.