Pequeñeces
chispas de satisfacción,
el milagro de la nuez
que no estaba hueca,
descolgar y oír tu voz,
un pedazo digno de pan
rico y sobre la mesa.
Menudencias;
la conciencia tranquila,
andar calmo paseando
tranquilidad y dicha
en la violencia agitada
del triste hormiguero.
Cada cual apila su montón.
Unos de vanidad,
otros de oro,
aquel de soledad,
tú de silencio tenso
y me da por soplarlos todos
esparciendo en la brisa
penas, egos, batallas,
dudas, temores, fealdades,
miserias, violencia y desierto
para que el aire se los lleve.
Insignificancias.
La fragancia de la piel amada,
un balón rodando en el patio,
el rabo de un perrillo vagabundo
que baila al ritmo de tu risa
y la lisa templanza azul
del cielo alto de otoño.
¿Qué puede haber más grande?
Las pequñeces son las que dan sentido a nuestra vida y tú describes con mucho mimo algunas de las más importantes. Un abrazo, Manuel.
ResponderEliminarQué precioso texto, Manuel.
ResponderEliminarHa sido un placer visitarte
Abrazos!
Muy bonito Manuel!
ResponderEliminarEn estas pequeñeces está la esencia de la vida!
Un Saludo!!
Pedro Alonso. Creo que sólo los pequeños detalles hacen la vida grande, por eso es bueno no vivir a carreras y aprender a sentir y a mirar.
ResponderEliminarPatricia gracias por la visita. Abrazotes.
Sucede. Lo mejor de la esencia de las cosas es que no hace falta buscarla. Si te relajas aparece.
Son esas pequeñas cosas... me encanta.
ResponderEliminarSaludillos pequenillos
Hola Puck! Pequeñas cosas como oir cantar las ranas en la charca. Abrazotes
ResponderEliminarQue qué puede haber más grande? pues está claro, TÚ!!!!
ResponderEliminarUn gran abrazote!!
Saravia