Donde reside el aburrimiento o tiene cobijo la entrega y la lealtad, donde los días son iguales a las noches y las noches no saben de luciernagas y faroles. Allí encontré el tesoro de la pasión. Estaba en el estambre de una amapola ribereña. Yo la había sujetado con los dedos y no le dejaba bailar con el viento.
Estrujé sus aromas, arrimé mis manos dictatoriales (seguras y razonables), pero la pasión no puede tener bozales, bridas, horarios, proyectos certeros, objetivos inamovibles, placer prefijado y partitura. Es el fuego de la improvisación,de la sorpresa, la fuerza de la debilidad y la debilidad de la fuerza.
Me arrepiento de querer retener la pureza. El agua que no se bebe, no debe mancharse, ni embalsarse. Déjala cantar montañas abajo. Pósala orillas adentro.
Me encanta. Lo he leído varias veces y hay imágenes preciosas. Esas noches que no saben a luciérnagas, esas manos dictatoriales que no pueden retener la pasión... Genial
ResponderEliminarSaludillos
Imposible atrapar lo que es del viento. Sólo hay que disfrutarlo mientras nos quiera deleitar con su presencia.
ResponderEliminarQué imágenes has conseguido!
ResponderEliminarMuy bueno!!
Un abrazo!!
Puck Trato de darle misterio a la historia, dejar muchas cosas en el aire para que sea mas sugerente.
ResponderEliminarMalena. Si aprender a disfrutar y despedir. Un gran reto.
Sucede. Me alegra que te gusten las imágenes.