Dedicado a mi abuelo Manuel.
Como Juanito odiaba las olas, la arena que arrastraban y comer merluza los jueves, declaro en secreto la guerra al mar. Acabaría con él. Pasó por el bar de Toño y suplicó:
- ¿Antonio, me regalas una pajita de las de beber refrescos?
Jeje, si quería acabar con él así lo acabaría amando, pues el mar y él serían uno.
ResponderEliminarAbrazos
Si es un niño seguro que lo consigue, o por el contrario se hace amigo del mar.
ResponderEliminarUn abrazo.
ja ja Esa broma le jugaron los Gigantes al dios Thor, lo desafiaron a beber de un cuerno al que el dios, asombrado, no lograba concluir nunca: contenía toda el agua del mar.
ResponderEliminarUn beso para vos y mi respetuoso recuerdo para tu abuelo
Es precioso!!!!
ResponderEliminarSaludillos
Jajajaja, teniendo en cuenta la historia de Thor, debemos concluir que la inocencia de los niños y la soberbia de los grandes se une en un punto.
ResponderEliminarMuy dulce tu relato!
Que grande eres xD...
ResponderEliminarSu. Acabarían siendo uno. Pero un uno muy hinchao y con la lengua mu seca.
ResponderEliminarTorcuato. Otra opción es cada día un poco. Sorbo a sorbo.
Patricia. No sabía esa leyenda. Muy bien traida gracias por compartirla.
Puck Un gran saludo. Gracias.
Malena coinciden ambas soberbias. Es verdad. Los pequeños las aprenden de los grandes.
Gracias Musicalité.
Jolines, lo que es tener confianza en uno mismo...
ResponderEliminarMA Ja ja ja Niño un poco alejado de la realidad pero simpático. Ja ja ja
ResponderEliminarAyy, las ocurrencias de los niños. Oye, yo por un lado me alegro, porque no quiero que acaben con el mar... Pobrecito, no le ve más que inconvenientes, con lo hermoso y grandioso que es.
ResponderEliminarPuri. Gracias por tu visita. Me encantaría hacer un intercambio de libros contigo. Mi email está arriba del blog. Si me mandas mensaje miramos como hacer el trueque.
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