El barquito en la bahía mecía las olas lento
y un calamar contento su estela seguía.
Las gaviotas iban y venían. Se perseguían chillonas
y una niña gandulona en la playa se dormía.
Despertarla quería la estrella de mar:
“Marinero toca la sirena que la niña de la arena
me tiene que mirar”.
Pero el navegante despistado no escucho aquel recado
y la chiquitina pudo reposar.
“Sueña serena y tranquila” sonrió el delfín resoplando
y desde su agujero cantando
murmuró la anguila:
“¡Qué se levante la haragana! ¿Va a estar así una semana?”.
Pero nadie lo podía evitar, por más que discutieran
no se iba a despertar.
Soplo el viento, se irritó el mejillón
castañeó el cangrejo y gruñó el tiburón:
“¡Qué alguien moje su cara para que no duerma la descarada!”
Pero no hubo manera: ¿Se echaría la siesta entera?
La tortuga viejecina viendo con ternura a su vecina
pidió silencio respetuoso:
¡Se callen todos coime!
Y muy despacito, pasito a pasito, se fue acercando a su verita
y cuando estuvo muy cerquita
¡Zas! La soltó un beso tieso pegadito a la mejilla.
El roce despertó a Filomena
y la nena miro la playa, a lo lejos se veía
el barco que salía…
de la bahía.
Portuguese Music. Dulce Pontes. Youtube.com
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