jueves, 8 de noviembre de 2007
HOMENAJE AL TITIRITERO Y CUENTERO DESCONOCIDO
Ángel de la esperanza
Óleo sobre tela
65x80cm
Pintor: Rosa María Medina
En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.
Khalil Gibran (1883-1931) Ensayista, novelista y poeta libanés.
Doña Rafaela es peluquera
rubia de bote, rizo cabreado,
que educa a un hijo poeta
que danza dulce con su trompeta:
“Sí, mi niño será abogado
todos le llamarán Señoría,
pues no lo hay mejor educado,
ni gallardo, ni más pico largo
porte señero señalado.
¡Ay algún día, me lo barrunto,
suerte tendrá en un asunto,
juicio bien resuelto renombrado
y llegará a senador, magistrado
o sacará plaza de notario.
Aquí preparo mi rosario
para pedirle a Santa Rita
que obre fácil este milagro.”
Pascualón desoía a su madre:
“Tú ya sabes lo que yo quiero,
mama, voy a ser titiritero.
Para mover con mis manos suaves
luna y sol, baila que baila;
el sol y la luna que danzando
lo vayan pintando en el cielo,
mama, voy a ser titiritero.”
Rafaela tijera enfadada,
le miró directo a la cara:
“¡Eh! De eso nada caballero,
pues no lo hay mejor educado,
ni mas gallardo, ni mas pico largo,
ni con el tu porte tan señero...
Serás magistrado del supremo!”.
“Tú ya sabes lo que yo quiero,
mama, voy a ser titiritero!
Para agitar un mar de telas
rico en peces, monstruos abisales
y una sirena melenuda
que si canta, deslumbra tan bella,
que parece estrella escamada
oleante de la noche enamorada.”
“Hijo mío, resultas pedante,
hilarante, estresante, antes
te corto el cuello a tijereta
que ver semejante pataleta.”
“Madre, no me sea usted jeta,
que ya sabe lo que yo quiero
¿Verdad? Voy a ser titiritero.
Para sentir el grande placer
de hacer volar una bandada
de ánades salvajes emigrantes,
que sin papeles, muy elegantes,
pueblan de fantasía los mares.
Y tendré una ballena fiera,
barquito balacín marinero,
tiburón dentudo pendenciero
y una sirena enamorada
de un serafín recién bajado
del cielo, con las alas plateadas.”
“¡Ay de los champús, cremas y pelos,
que por criarte Pascualón, tocaba.
En mala hora Ay desgraciado!
Tu has de ser al menos diputado
para que no te falte la plata
y déjate de ángeles plateados…
Pues no lo hay mejor educado…”
“Cállese madre, se lo repito
con toque atinado de trompeta,
que mi alma es de poeta fino.
Soy profeta pagano, trigo
dorado en el juego limpio
y en las estrellas fugaces
que dibujan cantando los niños.
Lo mío, alta filosofía,
marionetas, guiñoles, títeres
cachivaches y constelaciones.
¡Qué ya sabes lo que yo quiero,
mama, voy a ser titiritero.”
Y Pascualón se convertiría
en aquello que tanto soñaba
y no hubo en el universo
verso mas hermoso que su verso,
ni más cumbre y humilde teatro,
pues no lo hay mejor educado,
ni gallardo, ni pico más largo,
ni porte señalado señero
que el de Pascual, Pascual titiritero.
M.F.
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